Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria-Gasteiz
La colección
LA EXPOSICIÓN

La exposición del museo acoge una parte importante de la colección y está organizada en 6 apartados que se van desarrollando en orden cronológico por las sucesivas salas.

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El museo y su colección

La colección del museo se conforma para su apertura en 1999. En su gran mayoría sus fondos proceden de dos instituciones, la Diócesis de Vitoria y la Diputación Foral de Álava. Todas ellas están depositadas en el Museo Diocesano de Arte Sacro e integran de forma conjunta su colección.

La historia de su procedencia es diversa, aunque casi siempre ligada de una u otra manera a la provincia de Álava.

Muchas piezas del ámbito religioso, provienen de iglesias, ermitas o conventos de nuestro territorio. La difícil conservación de sus edificios o la inseguridad de su custodia en pequeños núcleos rurales, motivaron la salida de su entorno original. La excepcional importancia artística de determinadas pinturas o esculturas, en otras ocasiones, aconsejaban su traslado, conservación y exhibición en un marco museístico y habían estado ya depositadas desde los años 40 del siglo XX en el Museo de Bellas Artes de Álava.

Respecto a los fondos de la Diputación de Álava, son obras que formaban parte de su colección de Arte Clásico, fruto de adquisiciones o donaciones de particulares a lo largo de los años. A estas se unieron importantes incorporaciones procedentes de la Desamortización de bienes eclesiásticos que pasaron a ser de titularidad pública en el siglo XIX.

La mayor parte de la colección se encuentra catalogada y consultable a través del Catálogo online.

MUSEO DIOCESANO
Nuestro Arte Sacro
Prerrománico y Románico
La Piedra
Las huellas de los primeros cristianos y la escultura labrada en las iglesias románicas. Siglos V-XIII
Recoge algunas de las más antiguas manifestaciones artísticas del cristianismo en Álava. Se trata de fragmentos de edificaciones –capiteles, ménsulas, canecillos–, tumbas, estelas y altares, así como otros objetos realizados en piedra que formaron parte de las iglesias más antiguas de las que se tiene noticia en nuestra provincia.
Calvario de Ziriano. Anónimo. Siglo XIV
Iglesia de San Juan Evangelista, Ziriano (Álava)
Piedra caliza tallada. 37 x 67 x 18 cm
  • En ocasiones, al edificarse nuevas iglesias, se aprovechaban distintas piezas de construcciones anteriores. Este es el caso del relieve conocido como Calvario de Ziriano, una pieza tardomedieval, fechable en el siglo XIV, y que se utilizó en la nueva iglesia de la localidad, construida a mediados del siglo XVI. Es posible que proviniera de la antigua iglesia románica o de alguna ermita cercana. Se encontraba incrustada en el muro sur de la iglesia y en enero de 1999 se extrajo y se incorporó a la colección del Museo.
  • Se representa el Calvario de Cristo, siguiendo la iconografía tradicional. La figura de Cristo Crucificado, con tres clavos, ocupa el centro de su composición. Su cabeza está ladeada hacia la derecha y muestra una cierta desproporción en comparación con el tamaño del cuerpo. Lleva corona de espinas y está cubierto con el paño de pureza.
  • La Virgen está de pie, con las manos cruzadas sobre el pecho; viste una larga túnica y un manto que la envuelve, con el rostro cubierto por un velo. San Juan también aparece de pie, vestido con túnica y manto, y portando un libro en su mano izquierda, símbolo del Evangelio.
Capitel de Ascoa. Anónimo. Siglo XIII
Ermita de Nuestra Señora de Ascoa, Apodaka (Álava)
Piedra caliza tallada. 51,5 x 45 x 27 cm
  • Este capitel del siglo XIII procede de la desaparecida ermita de Nuestra Señora de Ascoa, en las inmediaciones de Apodaka. En una fecha indeterminada, una vez que se perdió el culto en dicha ermita, se trasladaron a la iglesia de San Martín de esa localidad varios capiteles y una Andra Mari. En 1999 los dos capiteles se depositaron en el Museo Diocesano de Arte Sacro.
  • Se trata de una pieza románica; por sus dimensiones se considera que puede ser un capitel de arco triunfal, dispuesto para señalar de manera visual la parte más noble de la ermita. Presenta forma piramidal y está decorado con hojas finamente trabajadas y de carácter naturalista, recordando a las hojas de helecho. De la parte superior de las hojas, cuelgan unas piñas.
  • Es un buen ejemplo de un modelo muy arraigado en la Llanada alavesa y que también tuvo una gran difusión en el románico vasco.
Lápida funeraria. Anónimo
Iglesia de San Andrés, Bolívar (Álava)
Piedra caliza tallada. 31 x 61 x 20 cm
  • Esta pieza prerrománica de carácter funerario es la más antigua de la colección del museo y nos habla de la existencia de un obispado en Álava en el siglo IX. Supondría el testimonio más antiguo de un obispo de Álava, es decir, de una organización eclesiástica en una época de repoblación y asentamiento del cristianismo en nuestro territorio.
  • La lápida funeraria de Bolívar es un bloque cuadrangular de piedra caliza que contiene una interesante inscripción en latín, escrita en letras capitales. La traducción del texto sería: MURIÓ EL OBISPO ALBARO EL 13 DE KALENDAS DE NOVIEMBRE DE LA ERA DE 966. A la izquierda se aprecia una cruz latina con las letras apocalípticas alfa y omega, símbolo de Cristo todopoderoso, principio y fin de todas las cosas.
  • Se desconoce la antigua ubicación de la lápida, pero sabemos que en 1796 se encontraba en el sótano de la casa rectoral de Bolívar y en 1801 empotrada en el muro de esa iglesia. A mediados del siglo XX se trasladó, junto con otros restos, al jardín del Seminario Conciliar de Vitoria-Gasteiz.
Ménsula de Belcebú. Anónimo. S. XIII
Iglesia de San Martín, Ilarduia (Álava)
Piedra caliza tallada. 35 x 31 x 25 cm
  • La ménsula de Belcebú de Ilarduia representa la cabeza de un ser monstruoso que está devorando a un humano. La ménsula es un elemento arquitectónico que sirve para sustentar un voladizo, aunque en este caso desconocemos su ubicación exacta en la iglesia de la que procede.
  • Destaca la enorme boca de la fiera, con dientes afilados, ojos saltones y orejas puntiagudas. Desde el interior de la boca asoma el tronco de un hombre, que con sus brazos intenta evitar que la boca se cierre. En la parte superior se puede ver la inscripción IN BELZEBV que identifica a Belcebú, príncipe de los demonios.
Gótico
El Tronco
Imágenes góticas talladas en madera, piedra o alabastro, objetos de veneración de los fieles durante generaciones. Siglos XIII-XV
Reúne una interesante colección de tallas medievales y pinturas realizadas entre los siglos XIII y XV. Las obras proceden del entorno artístico alavés durante el desarrollo del estilo gótico. Son reflejo de la religiosidad popular y han sobrevivido durante siglos como objetos de veneración. Hoy podemos apreciar su valor histórico y artístico.
La madera, preparada, tallada y policromada, es el material más habitual. Con ella se daba forma a una serie de imágenes, entre las que destacaba la de la Virgen María, denominada en el País Vasco Andra Mari. El Cristo Crucificado es otro de los temas predilectos de la escultura policromada gótica. Aislado o formando un Calvario junto con la Virgen y san Juan Evangelista, en ambos casos es un Cristo de tres clavos y muerto. En el patrimonio de la provincia están presentes también un buen número de santas y santos que son un buen reflejo de la presencia constante de obras de arte en las parroquias y ermitas.
Cristo Crucificado. Anónimo. S. XIV
Zurbano (Álava)
Madera tallada y policromada
195 x 176 x 34 cm
  • Cristo Crucificado y la Virgen María son temas clave en la representación del cristianismo. Estas imágenes surgen de la necesidad popular de contar con una referencia visible como soporte de sus creencias. La imagen esencial del cristianismo es la cruz y una vez superadas ciertas reservas iniciales, se empieza a representar a Jesucristo en la cruz, llegando a hacerse de tamaño natural.
  • A partir del siglo XI se generaliza la representación de los crucificados, a veces vivos y triunfantes, otras veces agonizantes y a punto de expirar. Frente al Cristo románico, muy rígido y cuyo cuerpo repite la forma de la cruz, con sendos clavos en los pies, ojos abiertos, y a veces vestido con una túnica, el del gótico tiene una postura más agitada y muestra ya signos de dolor.
  • Todo en el Cristo Crucificado de Zurbano es típico del gótico: cuerpo arqueado, brazos tirantes por el peso del cuerpo, las piernas cruzadas uniendo los pies en un solo clavo o el paño de pureza anudado en el costado derecho. La anatomía se ajusta a un suave modelado, apenas se insinúan los pectorales. La talla es más cuidadosa en los dedos, cabellera o facciones del rostro, que son más vigorosas que realistas. Este modelo de “los tres clavos” se convierte en norma desde mediados del siglo XIII.
Virgen Blanca. Anónimo. 2º tercio s. XIV
Iglesia de San Miguel Arcángel, Vitoria-Gasteiz
Piedra caliza tallada y policromada
214 x 69 x 45 cm
  • Esta es la imagen más antigua de la Virgen Blanca, patrona de Vitoria-Gasteiz. Fechada en el siglo XIV, ha permanecido desde su creación a la vista de la devoción popular en los muros de la vitoriana iglesia de San Miguel. En un principio estuvo ubicada en el ábside, en una capilla orientada a la plaza del Machete y en 1788 se trasladó al pórtico de la iglesia, resguardada en una hornacina y mirando a la plaza que lleva su nombre.
  • Tras un importante proceso de restauración, la Virgen Blanca llegó al museo en 2016. El motivo fue la preocupación por la futura conservación de la imagen, con un altísimo valor simbólico en nuestra ciudad. Actualmente en el lugar que ocupaba se puede observar una réplica de gran fidelidad y el mismo tamaño que este original.
  • La talla, realizada en piedra caliza, transmite la humanización de los personajes sagrados propia del estilo gótico. Madre e Hijo muestran una actitud majestuosa, enlazando con el ideal de belleza amable y cercana propia de la escultura de las catedrales del gótico francés.
Santa Ana, la Virgen y el Niño. Anónimo. Siglo XIV
Iglesia de San Millán, Zuazo de San Millán (Álava)
Madera tallada, dorada y policromada
107 x 45 x 35 cm
  • Se trata de una representación del grupo de Santa Ana, la Virgen y el Niño, también conocido como Santa Ana Triple. Es una iconografía que surge en la época medieval por el interés que se despierta por la genealogía terrena de Cristo. Lo habitual, como en este caso, es la ejecución de la figura de Santa Ana de mayor tamaño y entronizada; sentada sobre ella, se sitúa la Virgen, quien lleva al Niño sobre su regazo.
  • Es una pieza de estilo gótico. En origen, fue una talla completa, hasta los pies, aunque en la actualidad se ve mutilada en su base, hasta casi la rodilla. Santa Ana está vestida siguiendo la moda cortesana del siglo XIII; su rostro es ovalado, con facciones finas pero marcadas. Con una mano sostiene a su hija, María, y con  la otra abierta, sujetaba una vara o palma, hoy en día perdida.
  • María se representa como una Virgen Niña, luce corona y acoge al Niño en su regazo, que se incorpora de pie y la abraza.
San Juan Bautista. Anónimo. Hacia 1420-1460
Iglesia de San Sebastián, Lermanda (Álava)
Alabastro tallado y policromado
73 x 25 x 19 cm
  • Esta representación de San Juan Bautista tiene la peculiaridad de estar realizada en alabastro, piedra blanca, compacta y translúcida, semejante al mármol pero que puede tallarse con mayor facilidad. Durante el siglo XV, existió una gran producción de estas esculturas en Inglaterra, donde con carácter artesanal se realizaron numerosas tipologías con pequeñas variantes que tuvieron un gran éxito. Desde allí se introdujeron en el continente gracias a las relaciones comerciales con el resto de Europa y en nuestro caso, con los puertos del norte de península ibérica.
  • La figura de San Juan Bautista ha sido ampliamente representada en el arte. Aquí adopta la imagen de cuando vivía y predicaba en el desierto de Judea. Va vestido como un ermitaño con túnica y sayal corto de piel; las garras del camello con cuya piel suele vestir, asoman por las mangas y la cabeza del animal es visible entre sus piernas.
  • Lleva sus atributos propios: el libro, por ser profeta, y sobre éste el cordero, al que señala con el dedo índice presentando a Jesucristo como cordero de Dios. La banda con la inscripción en latín ‘ECCE AGNUS DEI’ que le cruza el pecho, reafirma esta idea por escrito. A sus pies se disponen figuras animales superpuestas y diminutas bastante toscas, en alusión a su vida en el desierto.
  • De la policromía de la pieza actualmente solo quedan restos mínimos en partes de la cabeza, túnica, libro y en los animales que yacen a los pies.
Renacimiento
La Tabla
Pintura renacentista llegada desde Flandes y obra autóctona desarrollada en los retablos. Siglo XVI
Álava, ubicada en las vías comerciales internacionales entre Castilla y Flandes, fue un lugar de encuentro de ideas y tendencias artísticas variadas. Durante los siglos XV y XVI llegaron a nuestra provincia piezas de arte de extraordinaria calidad procedentes de los centros de producción flamencos. Debemos su presencia a ciertos alaveses ilustres que, animados por el prestigio que otorgaban esta obras, las adquirían y trasladaban a sus capillas funerarias o a sus oratorios privados.
El nombre de la sección hace referencia al formato habitual de la pintura en este siglo, la tabla pintada al óleo, pero acoge también esculturas realizadas en ciudades europeas de gran peso artístico. Respecto a la producción local alavesa de la época, destaca la escultura –exenta o en retablo–, como la manifestación más importante.
Tríptico de la Virgen con el Niño, Santa Catalina y Santa Bárbara
Maestro de Fráncfort. Hacia 1510-1520
Santuario de la Virgen de Orduña (Bizkaia)
Óleo sobre tabla. 80 x 119 x 3 cm
  • Esta obra, pintada al óleo sobre tabla, adopta la forma de un pequeño retablo de tres lados, formado por la tabla central y las laterales, que actúan también como puertas. Los trípticos, como pequeños altares portátiles, tuvieron mucha aceptación en la pintura flamenca, desarrollando los más importantes temas del cristianismo, la Adoración de los reyes, la pasión de Cristo, o como en este caso, la Virgen con el niño acompañada de santa Catalina y Santa Bárbara.
  • Por su estilo, se atribuye al Maestro de Fráncfort, que trabajó en Amberes entre 1490 y 1520. Se puede considerar uno de los mejores ejemplos de pintura flamenca en el País Vasco por la técnica, de pincelada muy fina y el empleo de colores vivos y brillantes. Las tres figuras son monumentales y llenan todo el primer plano, mientras que el paisaje azulado del fondo, ayuda a situarlas en un espacio real. Los elegantes vestidos de terciopelo, brocados y piel de armiño, además de las joyas, son habituales en estas pinturas traídas de Flandes.
  • Como en otros casos, sería probablemente alguna persona originaria de Orduña y relacionada con el comercio o la administración en Flandes, quien adquiriera esta obra para el Santuario de la Virgen de la Antigua de Orduña.
Busto relicario de las once mil vírgenes
Pasquier o Jan III Borman. Hacia 1520
Iglesia de San Vicente Mártir, Vitoria-Gasteiz
Madera de roble tallada y policromada
53 x 37,5 x 28 cm
  • Forma parte de un conjunto de cinco bustos que contienen en su interior reliquias de las Once Mil Vírgenes. Según la popular leyenda medieval, formaban el séquito que acompañaron a santa Úrsula en su peregrinación a Roma y fueron martirizadas en Colonia (Alemania).
  • Están relacionados con un grupo de una veintena de bustos relicarios repartidos actualmente entre iglesias y museos de Europa y América. Todos proceden del taller de los Borman, familia de escultores afincados en Bruselas y uno de los obradores más destacados de su tiempo. El conjunto de Vitoria es el más completo y mejor conservado de todos.
  • Este busto relicario de Santa Virgen al igual que los otros 4, pertenecía a la capilla de las Once Mil Vírgenes de la iglesia de San Vicente de Vitoria, fundada por Ortuño Ibáñez de Aguirre y su mujer María de Esquível. Consejero de Carlos V y parte de una familia de comerciantes con intereses en los Países Bajos, se supone que sería él mismo quien trajera estas piezas en alguno de sus viajes, para destinarlos a su capilla funeraria.
  • Presenta una actitud orante, rostro de ojos rasgados y labios carnosos, apuntando una cierta individualización propia de los retratos renacentistas. Se fecha hacia 1520 y es una talla de exquisita calidad, ejecutada con gran detallismo. Destaca la representación de su lujoso traje, ricamente adornado, sus cabellos largos y ondulados, así como el complejo tocado.
Tríptico de la Pasión. Atribuido al Maestro de la Leyenda de Santa Godeliva
Último cuarto del siglo XV
Iglesia de Santa María. Salinas de Añana (Álava)
Óleo sobre tabla. 123,5 x 143 cm (tabla central); 125 x 65 cm (cada una de las tablas laterales)
  • El tríptico representa el ciclo de la Pasión de Cristo casi al completo, desde la Entrada a Jerusalén hasta el Descendimiento, donde se pueden contar un total de diez escenas, dispuestas con gran sentido narrativo, algo propio de la pintura del siglo XV. La obra buscaba ser una herramienta didáctica para los fieles, que en su mayoría, eran analfabetos.
  • La tabla central está dedicada a la Crucifixión y es una composición simétrica con la figura de Cristo en el centro. Al fondo, el paisaje urbano de Jerusalén con la arquitectura propia de Flandes, zona de origen del autor. La tabla izquierda recoge la escena del Camino del Calvario y la de la derecha, el Descendimiento. En el reverso de las tablas laterales se encuentran las figuras de San Pedro y San Pablo.
  • Las figuras están escasamente modeladas y apenas sugieren volumen. Algunos de los ropajes llevan llamativos estampados con motivos rojos, negros e intensos dorados, que buscan imitar a los brocados. La composición presenta el habitual tono grave, contenido y devocional, propio de los maestros flamencos.
  • La obra se atribuye al Maestro de Santa Godeliva, un artista procedente de los Países Bajos, afincado en Brujas a finales del siglo XV. Trabajó mucho para  los mercaderes españoles e italianos y posiblemente sea esta la vía que facilitó la llegada de esta obra a la localidad alavesa de Salinas de Añana, aunque desconocemos quien la encargó.
San Jerónimo penitente
Juan de Anchieta (1533-1588). Tercer cuarto del siglo XVI
Diputación Foral de Álava
Madera tallada y policromada. 34 x 23 x 8 cm
  • Nos encontramos ante un relieve de pequeño formato adquirido por la Diputación Foral de Álava en 2009; posiblemente procede de un retablo.
  • Se representa a San Jerónimo, uno de los cuatro padres de la iglesia latina, como anacoreta y penitente en un paisaje natural. El santo está desnudo, cubierto únicamente  con un pequeño paño. Le acompañan sus atributos habituales. Por un lado, la calavera, símbolo de la vanidad y la meditación sobre la muerte; por el otro, el león, que según la leyenda nunca le abandonó, convirtiéndose en sinónimo de fuerza bruta vencida por la piedad. En su mano derecha lleva una piedra con la que se golpea el pecho.
  • La obra destaca por el perfecto estudio anatómico del cuerpo, la fuerte musculatura y el gesto de fuerza contenida de su rostro, todas ellas características de su autor, el escultor guipuzcoano Juan de Anchieta.
  • Este fue uno de los escultores de mayor talento de la época y trabajó en el País Vasco, Navarra, Castilla, La Rioja y Aragón. Fue el máximo difusor de la corriente romanista, siguiendo el ejemplo de Miguel Ángel. Son reseñables sus numerosos trabajos en retablos entre los que se pueden destacar los de Briviesca, Astorga, Tafalla y las tallas para el inacabado retablo mayor de la iglesia de San Miguel de Vitoria, algunas de cuyas figuras se pueden contemplar en este Museo Diocesano de Arte Sacro.
Barroco
El Lienzo
Grandes telas pintadas por algunos de los artistas más destacados del Barroco. Siglos XVII-XVIII
Obras excepcionales de artistas españoles e internacionales de gran renombre, se encontraban en pequeños pueblos alaveses gracias al patronazgo de la nobleza local. Las adquirían en los principales centros artísticos, donde solían ejercer sus cargos y luego las trasladaban a sus capillas y parroquias de origen.
A nombres como El Greco, Gaspar de Crayer o Cornelis Schut, se unen los de autores de escuelas españolas que dejaron un interesante legado artístico en Álava. Pintores como Alonso Cano, Carreño de Miranda, o los escultores Pedro de Mena o Luis Salvador Carmona entre otros.
Lamentación sobre Cristo muerto
Gaspar de Crayer (Amberes, 1584 - Gante, 1669)
Catedral de Santa María, Vitoria-Gasteiz
Óleo sobre lienzo. Hacia 1640
276 x 208 cm
  • En grandes dimensiones, el lienzo representa la Lamentación sobre Cristo muerto. El momento, describe el dolor de la Virgen, san Juan y María Magdalena ante el cuerpo muerto de Jesús.
  • La composición, muy barroca, está configurada en dos diagonales cruzadas llenas de dinamismo. Los cuatro monumentales personajes ocupan casi toda la superficie pictórica y destacan en un fondo oscuro y poco definido. La figura central y semidesnuda de Jesús es la protagonista de la escena; destaca por su anatomía naturalista y el blanco luminoso de su piel. El colorido vivo e intenso prima sobre el dibujo y sus tonalidades son de una gran belleza.
  • Gaspar de Crayer fue unos de los grandes artistas flamencos del siglo XVII. La obra correspondería a la etapa de madurez del pintor, la década de 1640. Desde Bruselas, trabajaba para la nobleza europea y la corte española que acompañaba al gobernador de Flandes. En ese círculo, los hermanos vitorianos Francisco y Martín de Galarreta desarrollaron su actividad diplomática y fueron quienes trajeron esta gran obra a su capilla funeraria de la catedral Santa María de Vitoria. Debido a su alto valor artístico, ha sido admirada ya desde el siglo XVIII por viajeros e intelectuales.
San Pablo
José de Ribera (Xátiva, Valencia, 1591 - Nápoles, Italia, 1652)
Óleo sobre lienzo. 1637
205 x 112 cm
  • En el museo se exhiben tres pinturas en gran formato de José de Ribera, uno de los máximos exponentes del barroco español. Conocido como ‘El Españoleto’, fue uno de los grandes maestros españoles del siglo XVII y desarrolló casi toda su carrera en Nápoles trabajando para la corte del virrey español. De allí proceden las pinturas del Cristo Crucificado y los apóstoles, San Pedro y San Pablo.
  • La monumental figura del apóstol San Pablo destaca sobre un cielo luminoso, con nubes grises y claros azules. El santo se presenta de pie, vuelto hacia su derecha y mirando al espectador. Representado con una barba espesa y cabellera negra, viste una gran y espléndida capa roja, cuyos pliegues pueden recordar la estatuaria clásica. Sostiene los atributos que le distinguen: una enorme espada que recuerda la decapitación de su martirio y el libro de las cartas, apenas visible bajo su capa.
  • La pintura de Ribera se caracteriza por ser una síntesis entre clasicismo y naturalismo así como por el tratamiento tenebrista de la luz, visible en el Cristo. En los dos apóstoles en cambio, predomina el realismo de los personajes y el domino de la técnica. La maestría de Ribera se aprecia en el realismo del rostro y las manos. La obra pertenece a la etapa más madura del pintor que había evolucionado desde su llegada a Nápoles en 1616.
  • La pintura de San Pablo, junto a la de San Pedro, así como la del Cristo Crucificado, fueron propiedad del vitoriano D. Pedro de Oreitia y Vergara, ministro de Carlos II. A su muerte en 1694 las legó al convento de Santo Domingo de Vitoria y tras la desamortización de 1835, pasaron a ser propiedad de la Diputación Foral de Álava, quien las tiene depositadas en este museo desde su creación 1999.
San Francisco meditando de rodillas
El Greco (1541-1614). Hacia 1586-1592
Diputación Foral de Álava
Óleo sobre lienzo. 144 x 104 cm
  • La obra representa a San Francisco en penitencia, arrodillado, junto a la boca de una cueva a la que se había retirado a meditar, con los brazos cruzados sobre el pecho, tal y como aparece en el escudo franciscano. Se inclina ligeramente y mira hacia un crucifijo apoyado en una calavera y que, junto a un breviario o libro de oraciones, forma un bodegón. Su rostro está demacrado y viste el hábito franciscano ceñido a la cintura con una cuerda de tres nudos, en alusión a los votos de castidad, obediencia y pobreza de esta orden.
  • Este pintor de origen griego y afincado en Toledo, estuvo al frente de un taller importante con una gran demanda de obra religiosa destinada tanto a iglesias y conventos como a la devoción privada. El Greco fue el artista que mejor construyó la imagen de San Francisco: en concreto esta versión del santo ascético y meditabundo de la que realizó varias réplicas en las que, con ligeras variantes, repetía modelo e iconografía.
  • Hay que destacar la calidad pictórica conseguida en la textura del sayal que viste el santo, de tela estameña, cuya luminosidad contrasta con el fondo oscuro de la boca de la cueva y la ladera de la montaña. La nota de color que más resalta es el verde de las hojas de hiedra que simbolizan la vida eterna y la esperanza.
  • Sobresale la pincelada visible, así como los contornos imprecisos, característicos de la técnica veneciana en la que se había formado el pintor, entonces novedosa en España. El Greco siempre sintió predilección por los modos de pintar venecianos y fue su mejor representante en España.
  • Hay numerosas noticias sobre la historia de la obra: en 1846 formaba parte de la colección del marqués de Remisa, consejero de Isabel II. En 1902 participó en la primera gran exposición sobre el Greco en el Museo del Prado y más adelante pasó a formar parte de la colección del industrial bilbaíno Ramón de la Sota. En 1982 fue adquirida a esta familia por la Diputación Foral de Álava e ingresó en el Museo Diocesano de Arte Sacro en 1999.
Liturgia
La Plata
Objetos litúrgicos minuciosamente trabajados en metales nobles. Siglos XIII-XX
La plata es el material más empleado en la realización de los objetos que se exponen, obras de arte que durante siglos se han usado en los servicios litúrgicos de las parroquias y que aún conservan su funcionalidad. Destinados al culto, se elaboraban en materiales nobles y perdurables, buscándose además la cualidad de lo bello. Cálices, patenas, incensarios, custodias, cruces y crismeras, entre otros, componen este conjunto.
Desde el siglo XIII hasta el siglo XX, se puede hacer un recorrido por todos los estilos artísticos, materializados en pequeñas piezas metálicas, que a lo largo de la historia han aportado brillo a los momentos claves de las ceremonias.
Relicario de la Virgen del Cabello
Quejana (Álava)
Taller de Aviñón (Francia). 1331-1340
Plata sobredorada, esmalte y cristal de roca
40 x 23 x 16 cm
  • La historia de este relicario de la Virgen del Cabello se remonta al periodo entre 1331-1340, años en los que el cardenal Pedro Gómez de Barroso vivió en la corte papal de Aviñón (Francia). El cardenal lo legó en 1348 en su testamento a su hermana Sancha, quien era la madre de Fernán Pérez de Ayala, señor de Quejana (Álava). Éste lo donará al monasterio de Quejana, el solar de los Ayala en 1378. Ha permanecido allí desde entonces y hasta su traslado al museo, siendo uno de los bienes más preciados de esta familia, la más internacional de la Álava medieval y poseedora de un importante legado cultural.
  • Se trata de un retablo-tabernáculo realizado en plata sobredorada como los que adornaban las iglesias medievales, pero realizado en miniatura. Está formado por un baldaquino con forma de torre que al abrirse mediante dos puertas, muestra una pequeña escultura de la Virgen dando el pecho al Niño que cobija en su interior. En las puertas móviles, se representan en relieve escenas de la vida de la Virgen. Estos relieves, se deslizan hacia arriba dejando ver hasta 32 reliquias de santos y santas. Pero la reliquia principal se encuentra en la figura de la Virgen, en cuya cabeza, dentro de un viril de cristal, se encuentra un cabello de María, reliquia que da nombre a la obra.
  • La cantidad y calidad de las reliquias que custodia esta pieza, así como la delicadeza y riqueza del relicario en sí, nos da una idea del nivel económico y cultural de su patrono, y del cuidado que tuvo la familia Ayala y las monjas del monasterio en su conservación durante generaciones.
Cruz Procesional
Iglesia de San Millán, Ali (Vitoria-Gasteiz)
Anónimo. S. XVI
Plata con aplicaciones doradas
126 x 64 x 22 cm
  • Se trata de una espectacular obra de plata repujada y cincelada procedente de la parroquia de San Millán de Ali, perteneciente a Vitoria-Gasteiz. Esta cruz, que forma parte de la colección del museo, sigue siendo seña de identidad en las celebraciones de los actos litúrgicos de su parroquia, a donde regresa varias veces al año para procesionar.
  • La cruz procesional, es una de las obras más elaboradas y complejas de la orfebrería religiosa. Está constituida por multitud de piezas de soporte metálico sobre una armadura interna o “alma”, de madera.
  • Esta pieza de Ali, sigue una estructura gótica en los brazos con remates conopiales, las escenas de la macolla o representación vegetal que nacen de la base responden todavía a la tradición flamenca, pero el resto de los elementos, sobre todo la decoración es claramente renacentista. En el anverso de la cruz destaca la figura del Crucificado, de gran expresividad y en el reverso, se desarrolla una escena del Bautismo en el Jordán.
  • La cruz procesional de Ali es una obra realizada en Vitoria a mediados del siglo XVI, fechable entre 1530-1540. Aunque desconocemos quién fue su artífice, platero o taller donde se realizó, sí queda demostrado su origen a través del punzón de la ciudad de Vitoria que lleva estampado en varios puntos.
Arqueta de la Catedral de Santa María
Félix Granda (1868-1954). 1925
Catedral de Santa María, Vitoria-Gasteiz
Plata sobredorada, piedras preciosas, marfil y esmalte
30 x 29 x 15 cm
  • Esta arqueta fue regalada a la Catedral de Santa María de Vitoria por Ricardo Augustin Ortega, viudo de Elvira Zulueta Ruiz de Gámiz, en 1925. La fallecida, alavesa heredera de una gran fortuna con origen en Cuba,  había legado sus joyas personales para la realización de la misma. Estaba diseñada para colocar el Santísimo en el monumento de Jueves Santo que se montaba en la catedral todos los años por esas fechas.
  • El artífice fue Félix Granda, el fundador de los ‘Talleres de Arte Granda’ de Madrid, una importante empresa donde se ejecutaron destacadas piezas de arte sacro para muchas iglesias de España y del extranjero y que impulsó una gran renovación en este tipo de obras.
  • La arqueta presenta forma rectangular, cubierta por un tejado trapezoidal a dos aguas y está realizada en plata sobredorada, con placas de marfil e incrustaciones de piedras preciosas. Está profusamente decorada por motivos geométricos y vegetales, así como por escenas, realizadas en marfil, de temas de la Pasión. Estilísticamente es una pieza ecléctica en la que se entremezclan distintas corrientes artísticas.
Custodia de Samaniego
Sancho de Salcedo. Principios del siglo XVI
Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora
Samaniego (Álava)
Plata sobredorada. 59 x 22,1 x 19,4 cm
  • La custodia es un objeto litúrgico que se utiliza para exponer la Eucaristía y llevarla en procesión el día del Corpus Christi. Fue creada con el objeto de difundir la adoración al cuerpo de Cristo y promover su devoción entre los fieles.
  • La de Samaniego es una custodia portátil, de tipo templete, que tiene como peculiaridad el que adquiere la forma de una construcción arquitectónica. Está inspirada en los edificios góticos de la época de los Reyes Católicos a los que imita, no solo en la estructura, sino también en los diferentes elementos constructivos: arcos conopiales, arbotantes, cresterías, etc. La decoración es esencialmente vegetal y la pieza se remata con la figura de Cristo en la Cruz.
  • Esta custodia mantiene hoy en día su función litúrgica, ya que procesiona todos los Corpus Christi en su localidad de origen, Samaniego.
Otros materiales
Textiles, Marfil...
Obras variadas, de distinta cronología, creadas para uso litúrgico en materiales nobles y ricos adornos. Siglos XVI-XX
Entre las obras expuestas encontramos un conjunto de casullas, dalmáticas, estolas, etc. de diferentes épocas y estilos que sirvieron para la vestimenta de los celebrantes de la liturgia en las iglesias de diferentes pueblos de Álava, como Gamarra Mayor o Ullívarri Viña. Además, otros textiles utilizados para embellecer altares o como elementos de procesiones. Todos ellos forman los ajuares parroquiales, elaborados en suntuosas telas sobre las que se bordaba en hilos de seda, oro y plata.
También en esta sección y con entidad propia, un conjunto de esculturas importadas desde Oriente, gracias a la intensa relación política y comercial con las colonias en la Edad Moderna. Destaca un conjunto de Cristos de marfil traídos desde Filipinas en el siglo XVIII.
San Juanito
Círculo de Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, Jaén, 1568-Sevilla, 1649). Hacia 1600-1633
Catedral de Santa María, Vitoria-Gasteiz
Madera tallada y policromada. 77,5 x 27 x 18 cm
  • Se representa a San Juan Bautista, profeta, mártir y precursor de Cristo, como niño. Su cuerpo desnudo se apoya en una base que simula un suelo pedregoso, en alusión a su retiro en el desierto. La talla descansa sobre una peana dorada con gallones y se acompañan de los elementos propios de su iconografía, el cordero y el ‘lábaro crucífero’ o cruz con estandarte en su mano izquierda. Con su mano derecha señala al cordero, anunciando así el sacrificio de Cristo.
  • La talla está cuidadosamente modelada. Presenta un cuerpo algo rollizo, pero bien definido y proporcionalmente las piernas algo cortas. Su rostro tiene las mejillas muy carnosas, los ojos son castaños, como su cabello que se amontona en voluminosos mechones rizados sobre la frente. La expresión de la figura es intensa, mira al espectador como ejerciendo su misión de anunciador.
  • Se atribuye al círculo de Juan Martínez Montañés. Éste fue el escultor más destacado de la escuela sevillana de imaginería, sobre todo en la primera mitad del XVII. Nacido en la provincia de Jaén, se formó en Granada y posteriormente instaló su taller en Sevilla, ciudad con una colonia de artistas muy numerosa en esa época. La influencia de su estilo se transmitió a la toda la escuela sevillana y de allí se extendió a otros lugares. Algunas de sus obras llegaron a constituirse en modelo y tuvieron una extraordinaria difusión, incluso en América.
Conjunto de capa pluvial y casulla
Iglesia de la Asunción, Gamarra Mayor (Álava)
Anónimo. 1560-1580
Seda y oro bordados sobre terciopelo
  • Son los ornamentos más antiguos de la colección, fechables en el siglo XV. Se han conservado en la parroquia de la Asunción de Gamarra Mayor hasta los años 90 del siglo XX, gracias al uso continuado que han tenido.
  • La capa pluvial es una vestimenta litúrgica para las funciones solemnes, como las procesiones. Su nombre está asociado a su función original, protegerse de la lluvia en las ceremonias de exterior, por lo que en origen llevaba un capuchón, que más tarde se transforma en el “capillo” o pieza que cuelga en la espalda.
  • La casulla, en cambio, es la vestimenta más utilizada en la liturgia ya que se emplea en todas las celebraciones.
  • Estas prendas de Gamarra Mayor están elaboradas en terciopelo de seda granate y tienen cenefas que combinan varias técnicas de bordados realizados con hilos de gran calidad. La técnica de los bordados, visible en la gradación de los tonos y la definición de los dibujos denotan la exquisitez de las piezas. La iconografía se concentra en las cenefas y muestra a santos y santas ubicados en un escenario detallista con elementos arquitectónicos.
  • Corresponden al momento de mayor esplendor de las artes del textil en Álava, el último tercio del siglo XVI, cuando funcionaban potentes y prestigiosos talleres de bordados en Vitoria. A alguno de estos talleres de la ciudad se atribuye la ejecución de este conjunto.
Cristo Crucificado
Iglesia de San Martín de Tours, Manurga (Álava)
Anónimo. 1650-1699
Marfil tallado y policromado
82,5 x 44,5 x 11 cm
  • Datado en el siglo XVII, el Cristo Crucificado de Manurga responde a las características de los realizados por artesanos procedentes de China y asentados en Filipinas. En Manila, la capital, formaban la colonia más numerosa de cuantas había. Trabajaban siguiendo los gustos y las maneras de los europeos, en particular del arte flamenco y más adelante también de las escuelas andaluzas.
  • Cuando se empezaron a realizar estas tallas, tenían como propósito servir para el culto en las nuevas iglesias, conventos y edificios públicos de la colonia española, pero en algunos casos se encargaron en buen número para donarlos a diversas parroquias o particulares de la península.
  • La provincia alavesa destaca por la profusión de la llegada de piezas de origen filipino, la mayoría de ellas donadas por vascos que destacaron en esas islas. Es el caso de Andrés Martínez de Murguía (1654-1732), alavés natural de Manurga, afincado en Cádiz, que fue uno de los comerciantes más activos de la red atlántica. A su muerte, varias piezas de procedencia asiática y novohispana, decoraron la capilla del Santo Cristo de la Expiración de la parroquia de San Martín de Tours de Manurga. Este legado comprendía además de este y otro Cristo filipino, otras piezas de textil y orfebrería depositadas en la actualidad también en este museo.
Cofre. Anónimo japonés. 1600-1630
Obispado de Vitoria
Madera, laca urushi, nácar y cobre
31 x 43 x 24 cm
  • El arte namban, al que pertenece este cofre, responde a la fascinación que tuvieron los primeros europeos que llegaron a Japón al conocer la laca. Por ello, en las últimas décadas del siglo XVI, su gran demanda de dio lugar a un género específico destinado a la exportación, la namban, totalmente diferenciada de la laca destinado al mercado japonés.
  • Se trata de una pieza de madera lacada, con incrustaciones de nácar, y está completamente cubierta con decoraciones vegetales y florales de carácter totalmente japonés: crisantemos en el frente, ramas de arce en la trasera, tréboles japoneses y ramas de naranjo en los laterales También las esquineras que protegen la caja y la pieza de cobre del bocallave se decoran con crisantemos y flores de cerezo.
  • En muchas ocasiones, como en este caso, estas cajas se utilizaban como relicarios.
  • La obra estuvo en la sacristía del Palacio Episcopal de Vitoria-Gasteiz hasta 1995; en 1999 pasó a formar parte de los fondos del Museo.
Palio de Manurga. Anónimo. Hacia 1700
Iglesia de San Martín, Manurga (Álava)
Seda bordada. 272 x 224 cm
  • El palio es un ornamento litúrgico que se emplea en distintos actos como, por ejemplo, en las procesiones. Se trata de una especie de dosel, realizado en tela, sujeto por cuatro varas, y se utiliza para cubrir al sacerdote o a la Eucaristía.
  • La obra procede de la capilla del Cristo de la iglesia de San Martín de Manurga (Álava). Fue donada, hacia 1700, por Andrés Martínez de Murguía, natural de dicha localidad y miembro de una importante familia de mercaderes, afincados en Cádiz, y que comerciaban con las Indias. Además del palio, la capilla fue dotada con los objetos más exquisitos y exóticos como un Cristo de marfil filipino, objetos de orfebrería mejicana, etc.
  • Es una obra de origen chino, proveniente de Manila, realizada a finales del siglo XVII. Está bordada con hilos de seda multicolores con los que se compone un complejo entramado donde destaca la simetría y la proporcionalidad en la composición.
  • El centro presenta una flor gigante, de ocho pétalos; los ángulos cobijan una gran composición romboidal con bordados de flores, cariátides y querubines. Destacan los pavos reales, tratados como figuras individuales, con las alas desplegadas. Los bordes están rematados por una greca vegetal decorada con niños de rasgos orientales y figuras geométricas.
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Horario

Martes a viernes:
10:00-14:00 y 16:00-18:30
Sábados:
10:00-14:00
Domingos y festivos:
11:00-14:00
Lunes, cerrado
El desalojo de las salas se inicia 10 minutos antes del cierre.

Dirección

Catedral María Inmaculada
C/ Monseñor Cadena y Eleta
01008 Vitoria-Gasteiz

El Museo está ubicado en el espacio de la girola de la Catedral de María Inmaculada de Vitoria-Gasteiz.